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«Las costumbres sexuales de los aborigenes americanos desconcertaron ciertamente a los conquistadores españoles: Pero aun mayor deconcierto causó entre los amerindios la brutalidad con la que estas eran reprimidas»
Según nuestro colaborador Máximo Relti la irrupción de los conquistadores españoles en América generó una violenta confrontación cultural entre los pueblos indígenas y los invasores. En esa contienda se incluyó también sus diametrales diferencias en la interpretación de la sexualidad y sus prácticas. Mientras los amerindios mantenían una actitud abierta en relación con el sexo, con prácticas como la poligamia, el matrimonio temporal, la homosexualidad y el incesto, estas costumbres chocaron frontalmente con la visión monogámica y restrictiva de los españoles, de la Iglesia Católica y de las normas sociales entonces dominantes en Europa. Esa violentísima confrontación acarreó para los amerindios trágicas consecuencias.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Los indígenas americanos recibieron la llegada de los conquistadores europeos con profundo desconcierto y asombro. Aquellos extraños visitantes no sólo eran diferentes en su apariencia física, vestimenta y costumbres, sino que además venían acompañados de animales desconocidos y feroces, así como de armas temibles. La mitología y las tradiciones indígenas les hicieron contemplar a los recién llegados como autenticos seres celestiales.
El impacto de la conquista resultó catastrófico para las poblaciones indígenas de América, no solo por la violencia directa que sobre ellos ejercieron unos conquistadores, codiciosos de oro y de posesiones, sino también por los efectos ecológicos y la introducción de enfermedades letales, hasta ese momento totalmente desconocidas para ellos, y cuyo efectos diezmaron a colectividades enteras o acabaron con la vida de millones nativos americanos.
A pesar de la tristeza y la desolación que cundió entre los pueblos originarios, estos intentaron encontrar justificaciones místicas que les sirvieran para explicar aquella pavorosa derrota frente a unos ocupantes que aunque eran escasos en número, venían protegidos por armas, perros y caballos cuya visión y efectos no podía menos que deslumbrarlos.
En algunos casos, como sucediera entre la población inca y mexica, se creyó que la conquista había sido ya profetizada a través de sus propias tradiciones religiosas, y que la derrota formaba parte de un hecho predestinado por los dioses.
DESCONCIERTO Y ASOMBRO.
La confrontación entre los conquistadores españoles y los indígenas americanos generó un estado de desconcierto y asombro en ambas partes. Para los nativos americanos, los españoles eran seres misteriosos y desconocidos, que venían de lugares lejanos e ignotos, y que parecían disponer de habilidades y herramientas realmente sobrenaturales. Algunas culturas indígenas, como la de los aztecas y los incas, interpretaron la llegada de los conquistadores como el cumplimiento de antiguas profecías, creencias que en un principio los empujó a aceptar el dominio europeo como algo inevitable.
EL MIEDO SE TRANSFORMA EN REBELDIA.
No obstante, el temor inicial hacia los conquistadores pronto fue transformándose de forma paulatina en descontento y desilusión, al enfrentarse a la ocupación y a la crisis generada por la pérdida de sus propios valores identitarios. No fueron pocos los indígenas que ante un macrofenómeno que les resultaba incomprensible, optaron por la huida o el suicidio. Otros, en cambio, recurrieron a la rebelión abierta en contra de los invasores. Sin embargo, los más trataron de sobrevivir, intentando sabotear las iniciativas de los conquistadores castellanos u ofreciendo una resistencia silente .
COSTUMBRES Y HABITOS.
Pero si el «desencuentro» entre amerindios y españoles resultó brutal para los primeros, no fue menos dramático el que se produjo entre dos culturas diametralmente opuestas en lo que a las costumbres y hábitos sexuales se refiere.
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Las costumbres sexuales de los amerindios dejaron estupefactos a los europeos. Y la dureza con la que estos últimos trataron de reprimir los para ellos inusitados hábitos sexuales de la población indígena, multiplicó el profundo desconcierto entre los diferentes pueblos amerindios, ya que no alcanzaban a entender cuáles eran los motivos de aquella violenta reacción de los conquistadores, frente a unas practicas que para ellos eran habituales y cotidianas .
En cualquier caso, fueron las profundas diferencias culturales y las actitudes hacia la sexualidad los elementos motrices de aquel desconcierto común.
Pero, ¿en qué consistieron los factores de ese desconcierto? Enumeremos algunos de los que más impactaron a los europeos sobre las costumbres sexuales de la población americana :
Mayor libertad sexual: Los amerindios solían tener una actitud considerablemente más abierta hacia la sexualidad que los europeos de la época. En no pocas sociedades indígenas, la sexualidad no estaba en absoluto cargada de culpa o vergüenza como sucedía en Europa, y las prácticas sexuales eran vistas como una parte perfectamente natural de la vida humana.
Poligamia y relaciones de pareja: La poligamia era común en varias culturas indígenas, con hombres y mujeres manteniendo relaciones con múltiples parejas. Este tipo de prácticas chocó violentamente con la monogamia que pretendió imponer la Iglesia católica y las normas sociales dominantes en las sociedades europeas, y particularmente, en la española.
Matrimonio y relaciones temporales: Algunas sociedades amerindias practicaban los“matrimonios temporales”, en los que las parejas se unían por un período determinado y luego se separaban sin estigma ni culpa alguna. Esta flexibilidad en las relaciones de pareja contrastaba con la rígida visión europea del matrimonio, que lo interpretaba como un compromiso sagrado y destinado a consumirse en la perpetuidad.
Roles de género y diversidad sexual: En algunas culturas indígenas, los roles de género eran más flexibles y diversos. Las expresiones de género y sexualidad eran plenamente aceptadas. Por ejemplo, los «dos espíritus» en las culturas nativas de Norteamérica, eran personas que asumían roles de género y características de ambos sexos, y a menudo eran consideradas como “seres espirituales” con poderes especiales. Este tipo de prácticas conmovieron las mentes de los conquistadores españoles, cuyas ideas sobre género y sexualidad eran considerablemente rígidas y binarias, si se las compara con las que existían en la América precolombina.
– Vestimenta y desnudez: Los amerindios tendían a vestir de manera más sencilla y, en muchos casos, mostraban geografías de sus cuerpos, impensables para los europeos. Esto era interpretado por los últimos como una intolerable falta de pudor o moralidad. En las culturas indígenas, la desnudez parcial o total no estaba necesariamente vinculada a la sexualidad, mientras que en la férrea cultura religiosa europea de la época, el hecho de que pudieran mostrarse determinadas áreas del cuerpo humano era interpretado como algo indecente y altamente provocativo.
– El incesto: Aunque las actitudes de los amerindios hacia las relaciones incestuosas podía ser diferentes según la cultura indígena de que se tratara , en general, muchas culturas amerindias tenían sus propias normas y tabúes en relación con ese tipo de relaciones, aunque estas se diferenciaran de los tabúes europeos en cuanto a las restricciones y prohibiciones específicas. En algunas sociedades indígenas, las relaciones incestuosas estaban estrictamente prohibidas y eran consideradas como un tabú. Por ejemplo, en la cultura inca, el incesto estaba prohibido y castigado severamente entre los miembros de la población general. Sin embargo, dentro de la nobleza incaica, el incesto era permitido e incluso promovido en ciertos casos, como la unión entre hermanos y hermanas para preservar la pureza de la sangre real y mantener el poder dentro de la familia. Este tipo de práctica era una excepción y no una norma general en la sociedad incaica.
– La homosexualidad masculina: Las actitudes de los amerindios hacia la homosexualidad chocaron con las arraigadas creencias y normas españolas, que estimaban que la homosexualidad no sólo era un gravísimo pecado – el «pecado innombrable o nefando», le llamaban- sino también un gravísimo delito que podía ser castigado, incluso, con la pérdida de la vida. La Iglesia católica y las leyes civiles en Europa condenaban la homosexualidad y aplicaban castigos severos a quienes la practicaban. Por lo tanto, la aceptación y práctica de la homosexualidad en algunas culturas indígenas fueron vistas por los europeos como una muestra más de «inmoralidad» y «barbarie» de la poblacion aborigen, que debía ser erradicada y corregida mediante la imposición de las normas y valores europeos.
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– La homosexualidad femenina: Al igual que la masculina, también estaba presente en diversas culturas amerindias antes de la llegada de los conquistadores europeos. Aunque los registros históricos y etnográficos son menos abundantes en comparación con las prácticas homosexuales masculinas, existen evidencias que sugieren que las relaciones íntimas y eróticas entre mujeres eran reconocidas y, en algunos casos, aceptadas en múltiples sociedades indígenas de América.
En algunas culturas, las mujeres que establecían relaciones afectivas y sexuales con otras mujeres eran conocidas bajo diferentes términos y conceptos. Por ejemplo, en la región andina, se conocía a estas mujeres como «warmi warmi» en quechua, o «ñawi ñawi» en aymara, que se traduce aproximadamente como «mujer mujer». Estos términos reflejan el reconocimiento de las relaciones entre mujeres como una forma distinta de conexión y afecto.
En otras culturas amerindias, las mujeres que asumían roles masculinos o que se involucraban en actividades típicamente reservadas para los hombres, también podían establecer relaciones íntimas con otras mujeres. Estas mujeres, a menudo llamadas «mujeres guerreras» o «mujeres cazadoras», eran respetadas y valoradas por su habilidad y valentía, y sus relaciones con otras mujeres podían ser aceptadas y reconocidas como legítimas.
Con la llegada de los conquistadores europeos y la imposición de sus valores culturales y religiosos, la homosexualidad femenina en las culturas amerindias también fue objeto de represión y castigo. Las mujeres involucradas en relaciones con otras mujeres a menudo enfrentaban penas similares a las de los hombres homosexuales, incluidos los azotes, la humillación pública, el encarcelamiento y, en casos extremos, la muerte. Además, las mujeres también eran sometidas a la violencia sexual y la esclavitud como una forma de «corregir» su comportamiento y forzarlas a readoptar los roles femeninos tradicionales.
A pesar de la represión y el estigma asociado con la homosexualidad femenina durante la época colonial, algunas prácticas y creencias indígenas relacionadas con las relaciones entre mujeres han persistido y continúan siendo hoy parte de la diversidad cultural y sexual de las comunidades amerindias.
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LA BRUTALIDAD DE LOS CASTIGOS
Durante el período colonial, las autoridades europeas y misioneros persiguieron a sangre y fuego las prácticas sexuales no conformes con la normativa social y religiosa española.
Esto llevó a la persecución, discriminación y estigmatización de las personas que no se ajustaban a los roles de género tradicionales. En muchos casos, las prácticas y creencias indígenas relacionadas con la homosexualidad y la diversidad de género fueron forzadas a recluirse en una hermética clandestinidad o, simplemente, fueron eliminadas por completo.
Los castigos aplicados a los amerindios con conductas sexuales «heterodoxas» variaban en severidad, según qué tipo de prácticas se tratara. Pero en general solían ser extremadamente crueles y despiadados.
Algunas de las penas más comunes incluían:
– Azotes y flagelaciones: Los individuos sorprendidos en actos homosexuales a menudo eran azotados públicamente como castigo y humillación. Esta práctica tenía como objetivo no solo infligir dolor físico, sino también avergonzar a los infractores y desalentar a otros de participar en prácticas similares.
– Castración: En algunos casos, los conquistadores recurrieron a la castración de hombres amerindios que participaban en relaciones homosexuales. Este castigo, extremadamente cruel, tenía como objetivo no solo infligir un sufrimiento inimaginable a los infractores de la normativa sexual que a partir de la conquista empezó a imperar, sino también tenía la finalidad de asegurarse de que los infractores no pudieran tener descendencia, ni tuvieran la posibilidad de perpetuar lo que los conquistadores consideraban un comportamiento inmoral.
– Muerte en la hoguera: En casos extremos, los amerindios acusados de prácticas sexuales disidentes podían ser condenados a morir en la hoguera. Esta pena capital era particularmente común durante los primeros años de la conquista y colonización, cuando los conquistadores buscaban establecer un control firme sobre las poblaciones indígenas y eliminar cualquier comportamiento que estimaran contrario a sus creencias religiosas y morales.
– Trabajos forzados y esclavitud: Otros castigos por practicas homosexuales incluían trabajos forzados y esclavitud, a menudo en condiciones extremadamente difíciles y peligrosas. Los individuos condenados por homosexualidad podían ser enviados a minas, plantaciones u otras formas de trabajos forzados, donde serían victimas de abusos y sometidos a condiciones infrahumanas.
CONCLUSIÓN
La nueva moral sexual que a sangre y fuego los conquistadores pretendieron importar en América , tenía como eje fundamental un modelo basado en la unión monogámica, santificado, además, por un sacramento eclesial destinado a su perpetuación.
Para los aborígenes americanos, en cambio, esa nueva moral era completamente ajena a su cultura, sintiendo que su imposicion los oprimía, desnaturalizaba las relaciones entre ellos y los debilitaba como pueblo.
La poligamia era el elemento básico de la cultura indígena con el que los conquistadores y sus misioneros chocaron con más fuerza. La poligamia para los amerindios era causa y efecto de su poder. La posesión de varias mujeres aseguraba para el cacique, además, contar con una amplia red de apoyo familiar. Entre los varones amerindios, su autoridad y honra estaba basada en la posesión de muchas mujeres.
La rigidez etnocéntrica de los conquistadores les impedía llegar a entender las razones de la obstinación con la que los amerindios perseveraban en sus costumbres sexuales. Para los conquistadores y sus misioneros, en cambio, esa incidencia en el pecado, además de una práctica aberrante para sus mentalidades, no podía significar otra cosa que una abierta rebelión en contra de la autoridad real y de la misma Iglesia y de sus preceptos. . Y como tal debía de ser severamente castigada.
Fuente: Máximo Relti/canarias-semanal.org