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Por Abdennur Prado

En el Corán no aparecen ni la expresión «día del juicio» ni «el juicio final». Esto no quiere decir que no se aluda a «ello»… Lo que quiere decir es que lo hace de un modo particular, difícil de encajar con las representaciones usuales sobre lo que podría ser un juicio. No cabe confundirlo con la institución de la justicia.

El primer velo, a la hora de pensarlo, es la proyección del esquema de la justicia institucional, la cual implica un encausado, una ley, un tribunal, un juez, un acusador, ujieres, abogados y testigos. Y una investigación fiscal. De todo ello el Corán solo conserva al encausado y a los testigos. Y añade otro: la balanza. El símbolo por antonomasia de la justicia, convertido en un principio cósmico.

Básicamente, nos encontramos con un juicio sin juez, sin fiscales, sin abogados, sin interrogatorios, sin inquisidores… pero con múltiples testigos. No se da en el teatro de un tribunal.

Todo se pone sobre la balanza. El peso de los actos, su incidencia en todos los planos. Lo que se revela es el hecho de que todos los actos producen efectos. Una relación múltiple que se nos muestra en toda su verdad y su crudeza. De repente podemos ver y escuchar lo que nos dice todo: todo aquello que hemos hecho y todas las criaturas a las que nuestros actos han afectado tienen algo esencial que decir sobre nosotros, ya sea a favor o en contra. Cada criatura habla. Se nos muestra como signo pero también como ser vivo. Siempre fue así, pero estábamos sordos y ciegos ante el hecho de que todo significa y debe ser cuidado, pues tiene repercusiones en un plano trascendente, más allá de nuestro ego.

Lo que hemos vivido –pero también las omisiones– es puesto sobre la balanza. Esta se inclina hacia uno u otro lado. El resultado no es fruto de una decisión que alguien, investido de poder, toma en un tribunal, sino el fruto directo de todo lo vivido: los actos y sus repercusiones en los otros. Lo que nos condena es la ausencia de cuidado. Lo que nos salva es el cuidado.

Lo principal es si hemos hecho o no bellas y buenas acciones. Los errores apenas pesan. Lo que tiene peso es lo que tiene consistencia. También testimoniarán los órganos del cuerpo. ¿Qué hicimos con las manos, con los ojos, con los pulmones, con la mente, con el sexo, con el corazón? Esto quiere decir que no nos pertenecen. Cada partícula de la creación debe ser considerado en sí mismo, incluido todo aquello que se ha unido para formar a un individuo. También testificarán los animales; de hecho ya lo han hecho y su testimonio es demoledor.

Somos criaturas compuestas por millones de partículas que se relacionan entre sí para crear una ficción. Pero esas partículas se relacionan también con otras que nuestro yo considera externas. El juicio revela la relacionalidad sin fin de lo creado: todo está vinculado con todo. Nada tiene autonomía absoluta ni pertenece por entero a nada salvo a Al-lâh, Sustentador y Congregador de todo lo creado.

Todo esto implica la vitalidad de lo viviente. Potencias enlazadas en una danza cósmica. Relaciones de fuerzas que son puestas sobre la balanza.

Lo que se pone en la balanza es lo único que cuenta, pero ella misma no tiene nada que decir: se limita a pesar. Nadie dicta sentencia: los efectos de nuestros actos sobre las criaturas hablan por sí mismos.

Este es, sin duda, el acontecimiento más justo que cabe imaginar.

Y el peso de la balanza en ese Día será la verdad:

y aquellos cuyo peso sea grande en la balanza

–esos, precisamente, son los que alcanzarán la felicidad;

mientras que aquellos cuyo peso sea leve en la balanza

–esos son los que se habrán malogrado

a sí mismos por su obstinado rechazo de Nuestros signos.

(Corán 7: 8-9)

Pero dispondremos balanzas justas en el Día de la Resurrección,

y ningún ser humano será tratado injustamente en lo más mínimo: pues aunque hubiera el peso de un grano de mostaza, lo tendríamos en cuenta; y ¡nadie lleva las cuentas tan bien como Nosotros!

(Corán 21: 47)

Y entonces, aquel cuyo peso sea grande en la balanza

gozará de una vida placentera;

pero aquel cuyo peso sea leve en la balanza

se verá cercado por un abismo.

(Corán 101: 6-9)

Fuente: https://www.facebook.com/abdennur.prado/posts/pfbid02uZMXuYbATwc9guwvQfobyNVG1p9Bz5rCbwGA68FrYGV98tfB6sgCzYbT1HMBV9Znl

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