
Desde los primeros siglos del Islam encontramos ejemplos de mujeres ascetas y maestras que adquirieron una relevancia que las situaban al mismo nivel que sus homólogos varones. En este sentido, es muy representativa la obra de Abu `Abd al-Rahman al-Sulami (932-1021 d.C.), “Dhikr al-niswa al-muta`abbidat al-sufiyyat”, traducido al inglés como “Early Sufi Women”, que retrata a ochenta y dos mujeres sufíes que vivieron entre los siglos VIII y XI. En él se recoge la siguiente anécdota que tiene como protagonista al célebre Dhu l-Nun el Egipcio, quien, al ser interrogado acerca de la persona más excelente que ha conocido, responde: “Nunca vi a nadie más excelente que una mujer que conocí en la Meca llamada Fátima de Nishapur. Solía discutir maravillosamente sobre materias relativas al significado del Corán… Ella es también mi maestra…»