Frustrados por el fracaso de sus complots contra la República Islámica, sus enemigos han librado una guerra híbrida masiva contra Irán, con amplias actividades dirigidas a las instituciones políticas, manipulando la opinión pública y socavando la seguridad de los ciudadanos iraníes.
Los enemigos, a saber, Estados Unidos, el régimen sionista, algunas potencias europeas insidiosas y maliciosas y grupos terroristas vinculados, han aparecido en escena con todas sus capacidades.
La llamada Fundación para la Defensa de las Democracias intenta atacar a la República Islámica en diversos niveles y mediante una amplia gama de acciones, que incluye una guerra de narrativas y operaciones psicológicas, información y estadísticas engañosas en los medios, organizar grupos y actividades terroristas, etc.