
Por Alí Manzano
Algunas veces, cuando creemos que todo lo sabemos, cuando pensamos que la historia que hemos escrito está basada en estudios y bases científicas irrefutables, cuando despreciamos las tesis y teorías de los que violentan la historia que hemos montado para justificar nuestros prejuicios e intereses … suceden hechos reveladores que iluminan nuestra gris existencia, para darnos a conocer indicios de otra realidad, que nos llevará a revisar nuestra historia, nuestras verdades absolutas, nuestros dogmas y nuestros prejuicios para abrirnos al conocimiento de una realidad que no está basada en los intereses políticos de ninguna oligarquía y que no tiene que recurrir a dogmas ni leyendas para justificar sus argumentos.
Uno de esos “hechos reveladores” apareció en las excavaciones arqueológicas de la localidad valenciana de Xativa. Me estoy refiriendo al descubrimiento arqueológico de la Bola de Xativa en junio del 2004. En las excavaciones aparecieron piezas de época romana del siglo I, junto a 170 fosas de periodo islámico y una lápida mortuoria, en perfecto estado de conservación, de mármol, de 70 cm. de anchura por 40 de altura y 15 de grosor, con un peso aproximado de 60 kg. Y con inscripciones en árabe, referentes al nombre del fallecido, año de la muerte, y ayas del Corán, en un estilo caligráfico cúfico con la siguiente leyenda:
Bismi Alláhi Alrah-máni alrah-imi ya ayuhá alnasa inna wa’da
Allahi ha’aqqun fala taguffannakum alh-ayati aldunya wa la yaguffa
nnakum biLlahi algurur hada qabru Ah’mad bni Fihr? Nahr?
i rah’imahu A/láhu kana yashadu anna lá illaha i/la
Allah wah’dahu la sharika lahu wa anna Muh’ammadan ‘abduhu
wa rasuluhu arsa/ahu bilhuda wa dinni alhaqqi liyunz’hirahu
ala aldini kulliha wa law kariha almusrikuna yawn
wa’isruna mina aljumadá alülá mina alsannati saba’a ,va’isruna
Traducción:
En el Nombre de Allah, el Rahmán, el Rahim, “0h hombres¡ Ciertamente la promesa
de Allah es verdad. ¡Que no os engañe la vida mundana y que no os engañe
[a vosotros] el engañador respecto a Allah” (Coran 31 :33).
Esta es la tumba de Ah’mad bn Fihr? Nahr?
,¡Que Allah tenga misericordia de él. Daba testimonio de que no hay ídolos sino
Allah, Único y sin socios, y que Muhammad es su siervo
y mensajero. “La envió con la guía y el Din de la Verdad para hacerla resplandecer
sobre todas las religiones, aunque repugne a los asociadores” (Coran 9:33/ 48:28). Un día y 20 [= 21] de jumada-l-ula del año 27 [de la hégira: 21 de febrero de 648].
De la lápida y de su texto podemos resaltar los siguientes datos:
1.- El texto está esculpido en un perfecto árabe.
2.- La grafia está esculpida en estilo cúfico.
3.- Las ayas coránicas son exactas.
4.- La fecha de defunción está datada en el año 648, correspondiente al año 27 de la héjira, dieciséis años Después del fallecimiento del profeta Muhammad.
5.- Tanto la piedra como la forma de esculpir la lápida es de época tardo-romana.
6.- Ha sido encontrada en el levante peninsular.
Por todo lo expuesto anteriormente, podemos deducir que la persona que hizo la lápida era un artesano local, gran conocedor del idioma árabe y del Corán. Pero la fecha de fallecimiento data del año 648, tan solo dieciséis años después del fallecimiento del profeta Muhammad (s.a.s.), lo que nos lleva a pensar, que varios años antes de esta fecha, habrían llegado al levante peninsular algunos musulmanes contemporáneos del profeta predicando el nuevo Din y creando pequeñas comunidades islámicas en las que se enseñó el idioma árabe y el Corán a los nativos del lugar. Por las características de la lápida, parece ser que el fallecido era una persona de gran relevancia, posiblemente el maestro de esa pequeña comunidad islámica llegado años antes procedente de la península arabiga.
Lo que con este descubrimiento se nos revela como incontestable, la presencia de comunidades islámicas en el levante peninsular con anterioridad al año 711, ya lo intuyó, demostrando una inconmesurable capacidad de análisis, el historiador Ignacio Olague en su obra “La revolución islámica en Occidente”:
“Sabemos por la evolución de ideas de las que tenemos información cierta, que el sincretismo arriano evolucionaba hacia el sincretismo musulmán. Aun ante el hecho de una gravísima dificultad, como la ausencia de documentación en el slglo VIII, correcta sería la deducción, pues tenemos dos puntos situados en la misma curva de evolución y sabemos sin duda alguna que desciende el Islam, genéticamente hablando, del cristianismo unitario. Por consiguiente, se debe suponer que la penetración de los principios coránicos se realizaba desde hacia tiempo; pero no en todas las regiones peninsulares, pues las favorecidas por la geografía serian privilegiadas. Tampoco es temerario suponer que los primeros contactos se realizarían a orillas del Mediterráneo antes del mismo siglo VIII. Pues la expansión del Islam no se impuso por obra de ejércitos extranjeros, sino por la acción de ideas-fuerza. Se ha deslizado y luego ha prosperado en virtud de la misma dinámica que rigió y rige hoy día la propagación de movimientos similares. En un medio favorable, se difundió la idea por actos anónimos y muchas veces oscuros.
Nada sabemos acerca de la propagación del cristianismo en la Península Ibérica durante los primeros siglos. Surge de pronto en el IV, como por obra de una explosión. Ocurrió lo mismo con la difusión del Islam. Ante la ausencia de textos latinos y árabes, en siglo y medio, lo menos que se puede enunciar es que ha sido predicado en un ambiente propicio por oscuros propagandistas; por lo cual no han dejado de esta acción rastro alguno.
Por otra parte nos consta, por la observación de fenómenos análogos ocurridos en el curso de la historia, que se disimula este proselitismo anónimo a los ojos de los contemporáneos bajo la cubierta de una densa confusión. Aun hoy día, en que la instrucción y la facilidad de las comunicaciones – y por consiguiente el intercambio de ideas- han predispuesto el espíritu de las gente a una mayor agilidad., se requirió un cierto tiempo para que aprendiera el público a distinguir en la acción socia los adheridos a las diversas teorías. Hemos conocido en nuestra juventud a personas selectas por su instrucción y por sus cargos que confundían a los anarquistas con los parlidarios de la II o de la III Internacional. ¿ Qué seria en el siglo IX, en que las gentes, hasta las más cultas, disponían de escasos medios informativos? Se requería una linterna muy bien encendida y un ojo avizor excelente para discernir en aquellos tiempos a un arriano de un premusulman y de un auténtico creyente. Tanto más que en muchos años compondrían éstos una pequeña minoría”.
A pesar de la contundencia de las pruebas, los “sabios de la patria española”, se empeñan en tropezar una y otra vez con la misma piedra, en mantener sus dogmas y sus prejuicios en contra de la razón, de la lógica y de la evidencia. El método de análisis histórico empleado por algunos arqueólogos y arabistas raya la locura, insultando la inteligencia de cualquier persona interesada en el esclarecimiento de los hechos históricos acaecidos en la Península Ibérica. Primero, confeccionamos los dogmas de fe históricos (invasión de árabes, reconquista, expulsión de los moriscos y repoblación con castellanos y gallegos) necesarios para justificar hechos acaecidos con posterioridad: unidad política y religiosa de España, genocidio físico y cultural del pueblo andaluz (morisco), encubierto bajo la palabra “reconquista” y los numerosos decretos de expulsión. Una vez establecidos los dogmas, intentamos encajar los hechos para que estos no contradigan los dogmas preestablecidos.
Pero algunos hechos tienen un difícil encaje en la historia dogmática oficial, como por ejemplo la lápida de la que estamos informando en esta web, datada en el año 648. ¿ Como puede ser del año 648 si los árabes no invadieron “España” hasta el año 711? En vez de replantear la historia ante la aparición de nuevas pruebas, los “científicos oficiales” – muy bien pagados por el Estado – nos ofrecen un juego de prestidigitación. Como los árabes no invadieron “España” hasta el año 711, la lápida no puede ser del año 648. El artesano que esculpió la lápida “se equivocó” de fecha, poniendo la de 648 en vez de la de 1038, fecha dada por los arqueólogos de forma caprichosa y sin justificación alguna. Si en la lápida la fecha de fallecimiento, en un perfecto árabe está datada en el año 648, ¿en que se basan los arqueólogos para decirnos que corresponde al año 1.038? ¿imaginación, desinformación, incompetencia, miedo a la verdad? ¿Cómo le llamaríais vosotros? El que acierte mi calificativo tiene premio: un viaje a algunas universidades “españolas” para conocer a esa raza de “científicos en extinción” que investigan al dictado de la administración que les paga, con el objetivo de mantener los “dogmas oficiales”. Cuando la libertad de investigación y de pensamiento llegue a las universidades del Estado español, la HISTORIA se podrá empezar a escribir con letras mayúsculas.
Ali Manzano