Loading

Foto: El cura José Miguel Padilla, acusado de pedofilia y violación de varios seminaristas.

Por Carlos Aznárez,/Resumen Latinoamericano

El caso de un cura que será juzgado en La Pampa en los próximos días

En esta entrevista vamos a hablar de un tema tabú, de esos que se ven muy poco en los medios,  y cuando esto ocurre, se enfocan desde un punto de vista sensacionalista: la pedofilia en el ámbito eclesiástico. En este caso se trata de la presentación de un libro que se llama “La verdad los hará libres. Historia de un sobreviviente de abuso sexual eclesiástico”. Para hablar de ello estamos con Claudia Giacobbe, periodista, que vive en la ciudad de General Pico, en la provincia de La Pampa, quien trabaja en Radio Libre, 93.5. El contenido del libro ha causado bastante revuelo en la provincia pampeana y ahora ha pegado un salto hacia la capital argentina, ya que se presenta en la Feria Internacional del Libro, que actualmente se está desarrollando en esta ciudad.

-Claudia, contanos los pormenores de esta investigación que encaraste  y que tiene como protagonista a un conocido sacerdote de tu provincia.

 Tras toda la investigación que estuve haciendo, no me queda ninguna duda de que este tipo de delitos son posibles por todo el manto de silencio que hay alrededor. Porque no se pone nunca en agenda, no se debate, no se habla, se oculta, se esconde. Entonces, poder hablar de esto en todos los micrófonos en los que se pueda, creo que es una razón de ser, hoy por hoy. Como vos dijiste, se va a presentar el libro en la Feria Internacional del Libro este 29 de abril, a las tres de la tarde, en el pabellón de la Patagonia. Vamos a estar con una de las víctimas, que es lo más importante, con Vicente Suárez Woler. 

-Explicanos quién es él y que le ocurrió en este caso.

-Vicente llegó a los 18 años,  a la Fraternidad de Belén buscando servir a Dios, en aras de lo que consideraba su vocación. Lo cierto es que ahí no encontró el cielo y la paz que buscaba. Encontró el infierno. Porque el fundador de la Fraternidad de Belén, José Miguel Padilla, fue tejiendo una telaraña alrededor de él, psicológica, de manipulación. Primero, separándolo de todo el mundo, distanciándolo de su familia, inclusive de sus propios compañeros frailes. Después, hacerle sentir que tenía graves problemas psicológicos, dolores sin curar y que él lo iba a salvar. Que él era su padre, que lo iba a curar en cuerpo y en alma, de tal manera, conociendo todas las situaciones vulnerables a través del sacramento de la confesión. Fue tejiendo una red que lo envolvió y anuló. Hasta que Vicente pudo reaccionar, y entender lo que este hombre estaba haciendo con él.  Lo hacía sentir muy mal, ya que se lo estaba haciendo el hombre en quien confiaba plenamente, porque lo veía casi como un santo. Era el fundador de una comunidad,  su guía espiritual. 

– ¿Cuando él toma conciencia de lo que le estaba ocurriendo cuáles fueron sus reacciones?

-Las primeras reacciones de rebeldía son como muy infantiles. Por ejemplo: llegar un poco más tarde a la oración y no pedir disculpas. Es muy difícil para alguien que está metido en esa telaraña de manipulación, poder descubrir que ha sido violado. Eso le llevo mucho tiempo, poner la palabra violación a lo que realmente vivió. Y después de ahí, sacarse la culpa constante de “cómo lo permití, cómo no puse freno, cómo no me di cuenta”. Generalmente son difíciles estas etapas de poder dejar de culparse, y cuando esto ocurre,  muchas víctimas empiezan a auto lesionarse, a caer en depresión, en consumos problemáticos. Y salen de esta situación cuando se empiezan a encontrar con otras víctimas. Esto es lo que le pasó a Vicente, pasaron muchos años para que él pueda darse cuenta de que no estaba loco como le decían los curas. De hecho, hubo una pericia que dijo que él no tenía problemas mentales, para nada, pero eso fue muy posterior. Darse cuenta de que él había sido manipulado, que había sido violado, y que lo que le había pasado también le ocurrió a muchísimos otros muchachos, en su misma situación. Entonces, empezar a crecer juntos, en solitario porque obviamente hay que superar todo esto en solitario, pero se crece juntos. Y en esto, entra la Red de Sobrevivientes de abusos eclesiásticos. Él se contacta con la red. Generalmente los mensajes son a la noche, a la madrugada, porque es cuando todo se acalla y los infiernos que hay adentro empiezan a aparecer. Entonces apenas cualquier persona manda un mensaje a la red, así sean las dos o tres de la mañana, enseguida hay alguien que lo atiende y lo escucha. Y lo entiende. Y ahí empiezan a fortalecerse, a empoderarse, y a comprender que han sido víctimas de abusos sexuales. Inclusive, Vicente manda cartas, las he leído, manda mails al obispo de La Pampa y él nunca usa la palabra violación. Habla de “irregularidades sexuales”. Le costó mucho ponerle nombre a lo que le estaba pasando. Que es lo que le pasa a los niños, cuando son víctimas de abusos también, les cuesta muchísimo poder reconocer lo que les ocurre.

Claudia Giacobbe, periodista pampeana.

-¿Estamos hablando de una comunidad eclesiástica que es muy conocida en la provincia? ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que comenzó este infierno para Vicente y empezar a darse cuenta de lo que le ha pasado y denunciarlo? 

-Sí, la comunidad es conocida. Intendente Alvear es una localidad no muy grande, que estaba sin cura desde hacía algunos años. Cuando llega la Fraternidad de Belén, que es un instituto secular, ya que después del Concilio Vaticano Segundo se permitió que los fieles armen como si fueran congregaciones  bajo el amparo de algún obispo.  José Miguel Padilla es un sacerdote muy conservador. Estuvo mucho con los militares “ arapintadas», bajo el ala de Monseñor Laise. quien está denunciado por violaciones a los derechos humanos. Se va de los capuchinos primitivos porque está en contra de la “renovación de la iglesia”, después del Vaticano Segundo, y forma un instituto secular para volver a los viejos valores medievales, porque realmente, la forma en que vivían, pregonan lo valores de tradición y familia, para volver  salvar a la iglesia de todas estas cosas nuevas. Es un cura de lo más retrógrado, y sobre él hay varias anécdotas en el pueblo. Cuando el obispo Brediche de La Pampa los acepta como comunidad y les da la parroquia de Intendente Alvear, la comunidad los recibe con los brazos abiertos, porque era un pueblo sin cura. En esa comunidad el cura es el representante legal del colegio secundario y es el párroco de la localidad. Es decir, tiene mucha importancia. Esto pasó en el año 2015. Cuando Vicente empieza con pequeñas rebeldías, termina un día con una actitud de mucha violencia, y el cura le dice que se tome unos días. Y se va a su pueblo que es Santa Elena, en Entre Ríos. Para ir hasta su pueblo tiene que ir hasta La Plata, porque no hay ómnibus directo. Ahí en La Plata empezó toda una situación compleja que hace que no vuelva más a la Fraternidad de Belén. Pero él sigue buscando cumplir lo que él sentía que era su vocación, servir a Dios y al prójimo, y se va a Paraguay porque tenía miedo de que acá no lo recibieran en ningún lado. En Paraguay también la situación es muy traumática. No es violado, pero es traumático, en el sentido de que es violentado de otra manera. Hasta que puede irse y conecta con la Red y empieza todo un proceso. En el libro que estoy presentando van a encontrar testimonios de varias víctimas. Entonces, eso es muy diferente para cada persona. A veces puede ser largo, y durar toda la vida, o no poder nunca decirlo. En este sentido, en el año 2019, Vicente empieza a escribir unos hilos de twitter muy divertidos, “una vida en el convento, o fuera de él” algo así, donde empieza a contar su historia. “No sé quién es el duqui, no sé qué significa ahre, no se esto, no se lo otro”… “día 2, voy a ayudar a una señora mayor a sacar plata del cajero y me doy cuenta de que yo tampoco sé”, “Día 3, quise mirar el informativo y no sé cómo se prende un televisor”, todas estas cosas muy variadas, hasta que cuenta la violación. Las violaciones reiteradas. Igual no fueron muchos meses, esto también ayuda a Vicente a poder salir de esto. Y entonces ahí se entera gente de Alvear, que se había ido de la iglesia por todo lo que pasaba. Se contactan y viene este muchacho, y hace la denuncia en General Pico. Porque Intendente Alvear depende de allí. Pasó bastante tiempo, la pandemia fue uno de los temas, hubo otra denuncia que se intentó buscar que se sume a esta y que no sean dos juicios aparte. Después, que la fiscala fue ascendida a jueza federal, también retrasó todo. Hubo muchos retrasos, pero finalmente el 2 de mayo va a ir a juicio José Miguel Padilla.

Protestas contra el cura pedófilo.

-Tengo entendido que muy próximamente el caso de este cura va a juicio.

-Así es, en mayo comienza el juicio contra Padilla, en General Pico. Los hechos ocurrieron en Intendente Alvear que está a cuarenta minutos de General Pico,  está muy cerca de aquí. Con respecto al juicio, me quiero detener en algo que es muy preocupante, porque la fiscalía hizo un trabajo muy bueno. Lamentablemente la fiscala ha sido ascendida como jueza en Tartagal así que la reemplazó otra fiscala que también, con menos tiempo, se puso la causa al hombro. Pidieron que algunos testigos, que ya no estén en la comunidad de Belén, casi no queda más nadie allí, pudieran declarar vía remota. Y la jueza María José Gianinetto lo impidió. Inclusive el mismo Vicente lo pidió desde Santa Fé, donde está viviendo actualmente. Pero la misma jueza que impide que algunos testigos ofrezcan su testimonio, porque no pueden viajar hasta General Pico, sí permite que los tres obispos citados declaren desde sus palacios episcopales. Y esto es preocupante, porque uno de los obispos, es Aguer y está en La Plata, pero los otros dos están en Santa Rosa, a 130 km de General Pico. Y realmente es preocupante, ya que se pueden caer algunos testimonios propuestos por la querella, justamente porque no se les permite esto. Y a los obispos se les dan todas las facilidades, sin ningún problema, declarar desde sus comodidades, aun cuando todos ellos están cerca de General Pico. Así que el 2 de mayo empieza el juicio .

-Como suele ocurrir con los casos de abusos, en los que algunos son intrafamiliares, y afectan a niños y a niñas, desde los feminismos siempre se dice “yo sí te creo”. Esa es la base para que esas personas que ya denunciaron animen a otros  a que denuncien. ¿Dentro de tu libro está ese tipo de campaña y ese tipo de trabajo?

Mirá, yo te cuento cómo está el libro. Yo había leído bastante sobre el tema, algunos libros muy interesantes pero muy lentos para leer. Y la verdad es que yo quiero que esto lo lea la mayor cantidad de gente. Que por ahí no está acostumbrada a leer. Entonces hice una novela de no ficción que es de una lectura muy ágil, muy rápida. Vos empezás a leer la novela y no podés parar. Y no es tan larga, son ocho capítulos, pero está novelada, con todas las herramientas de la literatura para hacer mucho más ágil la lectura. Todo es verdad, todo, pero la forma en la que está escrita es novelada. Terminó la novela, y la historia de Vicente es contable, pero yo había visto otros documentales que realmente te destrozaban. Y digo “no puedo dejar el libro así nomas”, voy a escribir un epílogo que profundice mucho este tema, y me salieron ocho epílogos, que tienen el mismo nombre que los capítulos. El primer capítulo de la novela es “La Víctima”, el primer epílogo es “Las Víctimas”. La segunda parte de libro no es tan rápida ni ágil la lectura, es mucho más densa y mucho más terrible. Porque entonces empezás a ver que ésto es un plan sistemático. Y hablo de palabras que se utilizaron para poder hablar de la dictadura militar. Es un plan sistemático porque no es cualquier persona la víctima. Las víctimas tienen ciertos perfiles. Hay un cura brasilero, Tarcisio Spricigo, que fue condenado, a él le encontraron entre sus cosas el “decálogo del cura  pedófilo”. Entonces decía: “Los niños siempre que sean pobres, si es posible que no tengan padres. Acercarse como si uno fuera el padre y reemplazar a esa figura”. Una cosa vomitiva. Y entonces, te vas a encontrar que las personas que fueron violadas por los curas, son personas muy vulnerables. Y además, todas sus vulnerabilidades las conocen los curas por los secretos de confesión.  Entonces, después hay un capítulo en la novela que es  “El Victimario”, y “Los Victimarios” el epílogo. Ahí empiezo a indagar todo lo que se sabe sobre el perfil de estas personas. Tenés curas progresistas, tercermundistas, retrógrados y conservadores como Padilla, jóvenes, viejos, de todos los países. De eso, no hay nada que sea similar, pero sí características. Personas inmaduras emocionalmente, incapaces de relacionarse sexualmente con alguien de su mismo nivel; megalómanos, narcisistas, generalmente muy líderes en sus comunidades. En Argentina tenés quince fundadores de comunidades acusados. Además, 150 curas, religiosos y monjas, acusados por abuso sexual, hasta diciembre del año pasado, y seguramente lleguen a un montón más.  Hay perfiles, no cualquiera es abusador. 

-En todos estos temas siempre sobrevuela la impunidad, el “contratiempo” de señalarlos por lo que son estos curas: pedófilos, violadores, etc.

-La sociedad les da el poder a los curas. Y yo hablo de un delito oportunista. El que es depredador sexual tiene toda la oportunidad en la iglesia. Sabe que se va a esconder el tema. Que no lo van a denunciar. Que tiene la presa fácilmente y sabe cómo manipularla por el secreto de la confesión. Que la comunidad los pone en un lugar, porque es un abuso de poder.   Acá, si no hay asimetría de poder no existe la violación. Y la comunidad, los pone en un lugar casi de santos, que les permite hacer todo esto. Porque nadie va a creer al chico. No te olvides que son personas muy líderes en sus comunidades. Entonces, es un delito oportunista. Tienen las presas regaladas, pueden manipularlas fácilmente; saben que van a tener impunidad, que no van a ser denunciados. Además, hay otra cosa gravísima. Dentro de la iglesia, no se habla de delito, se habla de pecado. Y como todo pecado, sabemos que Dios es “infinitamente misericordioso”, con penitencia, pedir perdón, hacer sacrificios, Dios te perdona y volvés de nuevo a lo mismo. Entonces, saben que, en ese lugar, ni siquiera van a ser acusados de delito. Porque “han caído en una tentación”. Según su concepción, complicadísima, jodidísima y retorcida, es “una tentación del diablo”. Es más, todos estos abusadores, en las víctimas, ven al diablo. “El diablo que me ha tentado en mi camino a la santidad”. Es súper retorcido. Pero todo esto está estudiado, analizado, y está en la segunda parte del libro donde en realidad hay una polifonía porque hay voces de muchas personas que han estudiado este tema. Desde ex sacerdotes que se han ido. Y también hay voces de víctimas.

Transcripción: Ana Schaposnik

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *