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El autor analiza el resultado de la elecciones realizadas el domingo 26 de marzo y la respuesta rotunda del pueblo cubano de apoyo a su Gobierno y a su Revolución.

Todo parecía previsible en la votación convocada en Cuba para elegir el máximo órgano legislativo del país. Eso predecían los tradicionales adversarios del proceso socialista cubano, acogidos dese 1959 en Miami por el gobierno de Estados Unidos.

A su juicio el ejercicio democrático del voto es imposible en una contienda electoral sin multitud de partidos, mucha publicidad de candidatos y promesas, y el show televisivo de aspirantes a puestos públicos arrojándose ofensas y hasta las peores notas de su vida privada. Nada de eso ocurriría en Cuba, por tanto desde mucho antes ya Washington y sus voceros habían descalificado el proceso de renovación del máximo órgano legislativo cubano, de donde surgen y se eligen el presidente y los órganos de gobierno. 

Al final, hubo sorpresas inesperadas y pronósticos erróneos. La primera equivocación fue dar por seguro un alto índice de abstención, que evidenciara un masivo rechazo al sistema social socialista vigente en el país. No es la primera vez que fallan, ya en los años 90 perdieron la apuesta a que en Cuba ocurriría lo mismo que en el este europeo y la Unión Soviética.

Estados Unidos apostó fuerte al fracaso apoyado en el efecto devastador de la peor crisis económica sufrida por la Isla, que a la pandemia de la covid vio sumarse el reforzamiento del bloqueo económico, comercial y financiero.

Durante la primera mitad de su mandato el demócrata Joe Biden mantuvo intacto las más  de 300 duras medidas punitivas con las que el republicano Donald Trump intentó asfixiar a la  Revolución cubana. 

A pocas semanas de las elecciones, Biden castigó la Isla prorrogando su inclusión –sin prueba, ni razón alguna- en la lista de países promotores del terrorismo.

Así advierte a otras naciones que arriesgan graves sanciones por negociar con Cuba.

A eso añadieron un bombardeo, 24 horas al día, de mentiras y falsos rumores para provocar temor e incertidumbre en la población a través de las redes sociales.

Todo el mundo se llevó una sorpresa con el resultado final.  Los adversarios recibieron un duro tapabocas. Un total de seis millones 164 mil 876 cubanos acudieron a las urnas el domingo 26 de marzo, lo que marcó la participación del 75,92 por ciento del total de electores inscritos.

La cifra superó las expectativas más optimistas de quienes durante varias semanas, día y noche, explicaron a los electores de todo el país los detalles de este proceso electoral, a partir de los pronósticos más objetivos. En las elecciones municipales de noviembre pasado la asistencia a las urnas cayó al 68,5 por ciento de posibles votantes. 

La Revolución recibió una contundente prueba de agradecimiento y apoyo a sus resultados palpables, a pesar de las carencias actuales, que ciertamente consolida la legitimidad de sus instituciones.

El 90,28 por ciento de las boletas resultaron válidas, en blanco el 6,22 por ciento y fueron anuladas el 3,50 por ciento restantes, proporción que respalda la validez de los comicios, según puntualizó la Comisión Electoral Nacional. 

Debido a la delicada situación económico- social, y las consecuencias políticas, estas fueron las elecciones a la Asamblea Nacional que mayores expectativas despiertan en Cuba desde 1976, cuando se inició el proceso de institucionalización.

Los resultados son contundentes y alentadores. Es evidente el perfeccionamiento de la representatividad, a pesar de que en esta ocasión se redujo de 605 a 470 diputados.

Ocho millones de cubanos mayores de 16 años fueron convocados a votar por los 470 candidatos a diputados (263 mujeres y 207 hombres) para la Asamblea Nacional del Poder Popular. La mayor presencia de mujeres es un indicativo implícito del empoderamiento y los avances logrados por este segmento de la población en la Isla. 

Desde las 7:00 de la mañana cuando abrieron los 23 mil 600 colegios electorales de todo el país, era perceptible un ambiente de fe y optimismo, secundado por la presencia de más de 175 mil pioneros, estudiantes de  enseñanza primaria que  custodian las urnas y ofrecen un ambiente único a los comicios cubanos.

Un total de 221 (47,02 por ciento) de los nominados para ser diputados procedían de la base, delegados de circunscripciones; 135 (28,7 por ciento) de ascendencia provincial, y 114 (24,2 por ciento) nacionales. Esas proporciones garantizan que cada municipio está representado al menos por dos diputados.

El próximo 19 de abril, al constituirse  la X Legislatura, quedará constituido el Parlamento de la Nación, que elegirá su dirección. Asimismo será electo el Consejo de Estado, el presidente y vicepresidente de la República, por el término de  los próximos cinco años.

Estas han sido las elecciones de la Asamblea Nacional en las que más se desarrollaron y profundizaron los mecanismos democratizadores, desde las propuestas de candidatos que se inician en las  bases y son sucesivamente sujetos a la aprobación en consultas con los electores. Asimismo, los candidatos aprobados participaron en un extenso programa de encuentros con la población en centros de trabajo y barrios.

Su integración es un retrato de la sociedad actual, en el que aparecen reflejadas de modo proporcional las generaciones que desde enero de 1959 ejercen el poder conquistado en la lucha armada contra una dictadura militar sustentada por Estados Unidos y una oligarquía nacional que reveló su subordinación política al cobijarse bajo su amparo, a la espera de su intervención a favor de un cambio de régimen que sigue siendo una quimera.

Fuente: espanol.almayadeen.net

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